Ayer no cabía
ni un solo alfiler en las gradas de las instalaciones del Club de Tennis
Hospitalet. Y no era para menos, viendo el cartel que anunciaba el partido.
Un partido que
volvió a ser otro bonito recuerdo que nos trasladó a antiguas batallas vividas antaño,
tanto por el vistoso jogo bonito desplegado, como por el lamentable y maltrecho
estado de la pista con montañas de arena y una red repleta de agujeros para
cerrar con la contrastada capacidad para ingerir jugo de cebada en el post
partido.
Uno x uno:
Rafa Hueso: POLIVALENTE.
Rafa es un duro “Hueso” de roer. ¡Tanto te cultiva la huerta, como te pesca un
atún! Y en el pádel hace lo mismo. Se deja de florituras y se pone el traje de
faena. Aspectos a mejorar: servicio corto estilo dejada previsible, volea y
bandeja firmes pero poco dañinas.
Jugó lesionado
a causa de la picadura de una araña de mar y estuvo listo al retirarse a tiempo
cuando el post partido se empezaba a complicar con reiteración de “venga, la
penúltima”…
Javi Torrico: SOBRADO. Hizo la
típica llegada lenta y tardía de los cracks. Venga, tirarme un par de bolas
para calentar y ya estoy listo. Creía que venía a pasearse y al final lo salvó
la campana con un tercer set que no pudo llegar a su fin.
Destacó su puñetero servicio y una bandeja marca de la
casa, pero estuvo irregular en la volea y precipitado en el smash, enviando más
bolas de lo esperado a la red.
Rafa Redondo: DOCENTE y ECONOMISTA. Rafa empezó
dubitativo, pero realizó un cambio de pala recuperado su modelo más vintage y a
partir de ahí hizo una exhibición: máster class de diagonales infernales y
gracias a su aportación al equipo, pudo cuadrar el balance que compensaba los
errores no forzados de su compañero. Al terminar,
el público lo ovacionó por su actuación.
Marc García Jimbo: GRITÓN. Grita cuando
falla, grita cuando acierta, grita cuando la falla el compañero, grita cuando
el compañero mete un bolón. Grita, grita, grita… Grita porque no sabe más, de
modo que suple sus limitaciones con gritos y cuando hay público femenino, más
todavía, porque lo ven como un jugador intenso que lo da todo y a veces cuela.
Buen servicio pero sólo algunas veces, demasiado
errático en el resto de drive, algo incomprensible siendo su golpe más sólido,
flojísimo en la bandeja y antiestético en la volea. Necesita mejorar, pero es
que así lleva desde 2012 y claro, la cosa ya canta…
L’Hospitalet de Llobregat a 10 de julio de 2020.
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